Cepilado.
Su
efectividad depende de la minuciosidad y rigurosidad de los
movimientos efectuados, más que de la elección de una técnica
concreta. Salvo los casos que requieran una técnica determinada,
actualmente se considera que la técnica personal de cepillado de
cada paciente es la más efectiva para él, aunque el profesional
puede verificar las posibles deficiencias que presenta su manera de
cepillarse, y aconsejarle cómo mejorarla. El tiempo óptimo de
duración del cepillado se ha estimado en 2 minutos. Se deben
cepillar también los carrillos, las encías, el paladar y la lengua,
para un completo control de la placa.
Algunas recomendaciones a tener en cuenta a la hora de elegir un cepillado son: cerdas suaves de punta redondeada y cabeza multipenacho situada en el mismo plano con el mango. Las cerdas duras producen lesiones traumáticas y recesiones gingivales.
Limpieza interproximal.
Es de suprema importancia incorporar estas técnicas y métodos de limpieza interproximal a la higiene bucodental diaria. La limpieza de los espacios interproximales es eficaz para reducir la inflamación gingival y las caries interproximales. Hay que extremar la atención a la hora de usar la seda dental, ya que puede rasgar la papila interproximal (es decir, puede rasgar la encía). Por eso sería conveniente que el profesional enseñara la técnica correcta al paciente. Otros elementos de limpieza interproximal pueden ser cepillos interproximales, palillos de madera, cepillos unipenacho, estimuladores de caucho e irrigadores orales.